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No canceles el viaje, cambia la fecha

El turismo, al igual que otros sectores de la economía, se ha visto fuertemente impactado por el receso económico derivado del COVID-19. Pero siendo sinceros, el impacto para la industria comenzó mucho antes con la cancelación de la COP25 y APEC a fines del 2019, generando ya un fuerte impacto en las proyecciones del sector previo al inicio de la temporada. Luego, la temporada alta partió en cámara lenta y cuando parecía comenzar a despegar se oyeron los primeros ecos del coronavirus, terminando estrepitosamente en marzo toda posibilidad de recuperación sectorial.

¿Y por qué hablar de turismo? Porque en Chile el turismo representa el 10% del PIB; es la 3ra actividad económica más importante del país y 1 de cada 5 nuevos empleos durante los últimos cinco años fueron creados por el turismo. La economía turística en el país es muy amplia y diversificada ya que cubre literalmente desde Arica a Cabo de Hornos y los impactos negativos que se proyectan los próximos meses tendrán, lamentablemente, la misma envergadura.

En este punto es importante clarificar que, si bien hablamos de “impactos económicos” y de la “economía del turismo”, en términos prácticos nos referimos a familias y emprendedores dueños de pequeñas y microempresas las cuales tienen capacidades de endeudamiento y patrimonio limitado. Son unidades de negocio que viven el día a día basados en una fuerte y corta temporada alta, y que hoy enfrentan con gran dificultad el futuro del turismo nacional. Nos referimos a pescadores artesanales y agricultores que han visto en el turismo una oportunidad de poder diversificar sus actividades productivas; a comunidades mapuche, lickan antai, yaganes, rapa nui o aymara quienes por medio del turismo han abierto las puertas de sus comunidades para compartir con visitantes; de alojamientos y restaurantes familiares que con esfuerzo y amor generan espacios de descanso; y de guías que recorren Chile como anfitriones del país. No hablamos de empresas con patrimonio económico para solventar tiempos de crisis, hablamos de familias y personas con capacidades de endeudamiento limitado, que sostienen empleos y activan económicamente sus localidades, ya que como se dice en la industria: cuando llegan los turistas se vende más harina y se compra más pan.

Las micro y pequeñas empresas no solo son importantes para la articulación de la economía local, sino que además lo son para la creación de empleo y hoy deben tomar difíciles decisiones. A modo de ejemplo, la asociación de turismo aventura “Adventure Travel Trade Association” realizó una encuesta entre sus socios latinoamericanos preguntando qué acciones que han realizado para enfrentar la crisis derivada del COVID-19. El 75% de ellos han realizado cambios en sus políticas de cancelación, apostando por reagendar las reservas; y un 50% ha implementado políticas de reducción de gastos. Los despidos y desvinculaciones aún no son parte de las prioridades en el mundo de la aventura, situación muy distinta a la que se vive en el sector hotelero y de alojamiento, donde la incertidumbre y el impacto derivado desde fines del 2019 han generado un crudo escenario para ellos y sus trabajadores. Hoy, el apoyo y apalancamiento gubernamental es fundamental.

Pero más allá del apoyo -o no- desde el gobierno, es fundamental que nosotros como ciudadanos apoyemos a un sector que nos ha dado grandes alegrías. La invitación concreta es a NO cancelar los viajes, reservas o planes familiares, sino que a replanificarlos y dejarlos en pausa hasta que tengamos la certidumbre de que podemos viajar nuevamente. Una vez que esto pase – porque sabemos que pasará, debemos volver a encontrarnos, abrazarnos y compartir. Necesitaremos volver a la naturaleza para disfrutar reflexivamente en un bosque, en un río o en la montaña; y cuando eso suceda, las pequeñas y microempresas del turismo nos estarán esperando con los brazos abiertos para compartir un pan amasado recién hecho, una rica cazuela o un curanto.

Aprovechemos el tiempo de cuarentena para planificar el futuro, descubrir lugares y experiencias nuevas. Aprovechemos de soñar porque cuando volvamos a salir no habrá tiempo que perder. No canceles tu viaje; solo cambia la fecha, nos estarán esperando.